Las entidades del tercer sector juegan un papel fundamental como agentes de cambio y transformación en los territorios donde actúan. A través del voluntariado y de su acción constante, abordan problemáticas sociales y ambientales reales, a menudo urgentes e invisibilizadas.
En el marco del aprendizaje servicio, estas entidades aportan mucho más que una colaboración puntual: ofrecen contexto, experiencia y conocimiento de las necesidades de su entorno. Su implicación garantiza que los proyectos ApS partan de necesidades reales y que el alumnado pueda conectar sus aprendizajes con situaciones de la vida cotidiana.
Un ejemplo claro que cuenta hoy con 11 años de experiencia con implicación de entidades sociales es el proyecto Miradas: Ver y Vivir el Voluntariado, impulsado por la Federación Catalana de Voluntariado Social (FCVS). Este proyecto acerca a los y las jóvenes a la realidad de las entidades sociales y a las experiencias de las personas voluntarias a través de una propuesta educativa basada en la creación de reportajes audiovisuales.
Los y las participantes entran en contacto directo con entidades sociales de su entorno y, a partir del testimonio de personas voluntarias, descubren la labor que estas organizaciones y personas llevan a cabo. Esta vivencia les permite conocer de primera mano las realidades de colectivos en situación de vulnerabilidad, a la vez que desarrollan habilidades comunicativas, sociales y técnicas.
Con la producción del reportaje, los y las jóvenes contribuyen a visibilizar la labor de las entidades y el compromiso de las personas voluntarias, dando voz a quienes a menudo quedan al margen del relato dominante. Esta experiencia no solo refuerza su aprendizaje, sino que les hace más conscientes de su entorno y de su potencial como agentes transformadores dentro de la comunidad.
El proyecto Miradas demuestra que, cuando se conecta el mundo educativo con el tercer sector, se generan espacios de aprendizaje significativo y con impacto social real.
Más allá de ser entornos de acción, las entidades sociales actúan como espacios de educación no formal, donde los valores del compromiso, la solidaridad, la diversidad y la justicia social y/o ambiental se transmiten de manera vivencial. En el marco de los proyectos de aprendizaje servicio, estas organizaciones ofrecen una experiencia formativa única: ponen en contacto al alumnado con realidades que a menudo quedan fuera de los currículos escolares y les permiten entender de forma directa el sentido del servicio comunitario.
La interacción con personas técnicas, voluntarias y usuarias de diferentes perfiles y trayectorias contribuye a romper estereotipos y a generar una mirada más empática y accesible. Además, el trabajo conjunto entre jóvenes y entidades fomenta el diálogo intergeneracional, enriquece la experiencia de aprendizaje, promueve la cultura del voluntariado y puede despertar nuevas vocaciones.
A pesar de su gran potencial, para que los proyectos con metodología ApS con implicación de entidades sociales sean realmente transformadores, es necesario hacer frente a diversos retos. Uno de los principales es garantizar que las entidades dispongan de recursos suficientes y herramientas adecuadas para poder acompañar a los y las jóvenes con calidad y continuidad.
Además, es imprescindible consolidar alianzas estables entre entidades sociales, centros educativos y administraciones. Este trabajo en red permite sostener proyectos con visión de futuro, aprovechar mejor los recursos del territorio y generar un impacto positivo real en la comunidad.
Las entidades se convierten en agentes educativos fundamentales, que conectan al alumnado con la realidad, el compromiso y la posibilidad de generar cambios concretos en el mundo que les rodea. Su participación aporta sentido, valor y profundidad, y contribuye a formar personas activistas, críticas y solidarias.
Fomentar el vínculo entre educación y acción social no solo enriquece el proceso de aprendizaje, sino que fortalece a la comunidad en su conjunto, generando redes de apoyo, espacios de encuentro y oportunidades de participación para todas.
Ahora más que nunca, es necesario seguir apostando por una educación conectada con el territorio, con las entidades y con las personas. Porque solo así podremos construir una sociedad más justa social y ambientalmente, inclusiva y cohesionada.